Homilía 4º Domingo de Pascua.
El buen Pastor, Jesucristo, entregó su vida para que nosotros tuviéramos vida eterna, para que participáramos de la plenitud del Ser divino, de la plenitud de Amor eterno, de la plenitud de la gloria infinita de Dios, por siempre… ¡Por toda la eternidad! ¡No sabemos la suerte que tenemos de existir! Dios mismo se ha comprometido con nuestra felicidad eterna.