Homilía del 3º Domingo de Adviento.
Nos vamos acercando al misterio del Nacimiento del Hijo de Dios que viene a nosotros para algo más que para perdonarnos los pecados. Viene para hacernos partícipes de su Naturaleza divina. Para experimentar, vivir y gozar de esta Vida nueva es necesario preparar nuestra alma activando en nosotros el deseo de Dios y alejando de nosotros todo aquello que nos aparta de Él.
